EXTRAÑO LOGRO K: LOS TRABAJADORES PIERDEN CON LOS AUMENTOS SALARIALES

Por Diario HOY.- 

Es porque el Gobierno se niega a actualizar las escalas del impuesto a las Ganancias. La AFIP responsabilizó al Congreso, pero el Poder Legislativo tiene amplia mayoría kirchnerista. Reina la hipocresía en el oficialismo Pasan cosas raras en esta Argentina gobernada por los K, que lograron algo inédito: miles de trabajadores, en lugar de verse favorecidos por los aumentos salariales que les otorgarán este año, terminarán perdiendo dinero por la decisión política de no modificar las escalas del impuesto a las Ganancias.
Eso se puso en evidencia ayer, cuando el inefable titular de la Administración Federal de Ingresos Brutos (AFIP), Ricardo Echegaray, encabezó una conferencia de prensa para anunciar que solamente subirán un 20% las deducciones personales al impuesto, lo que va en línea con el incremento al mínimo no imponible de la cuarta categoría, informado por la presidenta Cristina Kirchner el lunes pasado. Pero las cuestiones de fondo, como son las escalas establecidas en la famosa tablita de Machinea, que no se actualizan desde hace años, se mantienen inalterables. Y lo mismo sucede con el monotributo. Echegaray argumentó que el Poder Ejecutivo sólo tiene potestad para modificar el mínimo no imponible y que las escalas “deberá modificarlas el Congreso”. Lo que no dijo es que, en el Poder Legislativo, el kirchnerismo tiene amplia mayoría y no tiene la más mínima intención de impulsar esa iniciativa. El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) planteó que el universo de asalariados que es alcanzado por el impuesto continuará en expansión. Y señaló que “la expectativa de incremento salarial mínima para los representantes gremiales se encuentra en torno al 25%, ya que consideran que ese porcentaje es el piso necesario para que los salarios mantengan su poder adquisitivo”. Las escalas de “ganancia neta imponible” se mantienen en los mismos valores del año 2000. Es decir, están congeladas en los valores de 13 años atrás, 10 de los cuales corresponden al Gobierno kirchnerista. Se trata de siete escalas, con tasas del 9%, 14%, 19%, 23%, 27%, 31% y 35%. La no actualización de esos parámetros lleva a que los trabajadores paguen tasas elevadas que apenas superan en $ 833 mensuales el bajo mínino no imponible anunciado el lunes ($ 8.360). Por ese motivo, hoy asalariados con sueldos medios tributan tasas del 19% o más, cuando deberían estar pagando la tasa mínima del 9%. Si cuando arrancó el impuesto con la Alianza, la mayoría de los trabajadores alcanzados por Ganancias tributaba la tasa menor, ahora son muchísimo menos los que tienen esa presión mínima. Esa primera escala del 9% es para los que tienen una ganancia neta de hasta $ 10.000 anuales, cuando, si se hubiese ajustado por inflación, debería alcanzar los $ 50.000. De esta manera, a un trabajador sin cargas de familia que en 2011 cobraba $ 8.000 mensuales le descontaron por Ganancias el 3,83% del sueldo: en total $ 3.979 en el año. En 2013, si mantiene el mismo poder adquisitivo, por los aumentos en paritarias para acompañar la inflación, debería cobrar $ 12.500 mensuales. Pero ahora, en ese caso, tendrá una deducción de Ganancias de $ 15.268 anuales, lo que equivale al 9,4% del sueldo. En dos años, el peso de Ganancias en el sueldo de ese trabajador aumentó casi 2,5 veces. Eso pasa porque el mínimo no imponible aumentó sólo el 20% y, al no modificarse las escalas, ese trabajador, de pagar una tasa del 19%, ahora pasó a abonar una del 27%. Sin cambios en el monotributo El director de la AFIP, Ricardo Echegaray, descartó ayer cambios inmediatos en las escalas del monotributo y denunció que en ese régimen es donde se encuentra “la mayor cantidad de enanismo fiscal”, en alusión a contribuyentes que se inscriben en niveles inferiores a los que les correspondería por sus ingresos. Con esta excusa, el Gobierno K evitar modificar las escalas del tributo, generando un efecto muy similar al que produce el impuesto a las Ganancias. La no actualización significa que con un pequeño aumento de la facturación, motivada por la inflación, el contribuyente cambiará de categoría y debará abonar mucho más.