Cristina en el espejo de Menem

Por Carlos Tórtora/El Informador.-        El gobierno está pendiente a partir de mañana de decisiones de terceros que pueden marcar su destino electoral. Si la Corte Suprema convalidara el fallo de María Servini de Cubría suspendiendo la elección de consejeros de la Magistratura y a renglón seguido Sergio Massa anunciara su candidatura a diputado, el kirchnerismo estaría en un callejón sin salida. Una rebelión judicial dirigida por la propia Corte convencería a la opinión pública de que CFK está en plena retirada y se produciría entonces una sinergia con otro fenómeno: en Buenos Aires, sobre todo, muchos dirigentes y algunos intendentes saltarían el cerco del Frente para la Victoria, anotándose en las filas de Massa y De Narváez.
O sea, una sangría de votos tal vez irreparable a menos de dos meses de los comicios. Estos oscuros presagios para el poder están en sintonía con la condena que recayó sobre el ex presidente Carlos Menem, por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. Menem fue condenado a siete años de prisión por el Tribunal Oral en lo Penal Económico, que tiempo atrás había absuelto al ex presidente pero por un fallo de la Cámara de Casación debió aplicar la pena. Es lógico que ahora el bloque del FpV en el Senado se proponga oponerse a los pedidos de desafuero del ex presidente que impulsa la oposición. Al gobierno poco le importa la suerte de Menem pero sí es al leading case. A partir del 2015, Cristina bien puede recorrer un itinerario judicial aún más complejo que el de aquél. También ella podría refugiarse en el Senado, como representante de Santa Cruz y quedar allí sitiada por procesos judiciales. Menem negoció con el gobierno con el objetivo de atenuar las embestidas judiciales pero no pudo evitar este remezón. En Brasil, Lula da Silva poco a poco va quedando enredado en el escándalo de corrupción conocido como el mensalao. Y la estrecha relación que lo une a su discípula, la presidente Dilma Rousseff, no está evitando que la investigación de la fiscalía siga avanzando hacia su eventual procesamiento. Éstos y otros antecedentes estarían influyendo en el ánimo de los habitantes de Olivos. Allí crece la creencia de que Scioli, si es designado sucesor por CFK, no podría o no tendría forma de garantizar que la justicia no revalide su independencia yendo por aquella. Para conjurar estos fantasmas, el kirchnerismo tiene una sola salida: demostrar que todavía es capaz de ganar en la Provincia de Buenos Aires. No se trata de una operación sencilla. Para empezar, Massa debería aceptar los consejos de los operadores de la Casa Rosada y limitarse a auspiciar una lista de diputados que encabezarían su esposa Malena, Felipe Solá y Darío Giustozzi. Un emprendimiento módico pero con capacidad de restarle alrededor de 5 puntos a Francisco de Narváez, permitiendo que, por poca diferencia, el FpV quede primero y aquél segundo. El pato rengo Pero con lo anterior no alcanzaría para devolverle a CFK la cuota de poder suficiente como para seguir mandando sin consultar nada con los gobernadores y legisladores de su partido. Al compás del éxito económico del modelo, la presidente directamente ignoró a la estructura de poder que la sostiene, una actitud a la cual no se atrevió Menem y ni siquiera el propio Juan Domingo Perón. Éste, con minuciosidad castrense, antes de tomar decisiones importantes, siempre convocaba a la CGT y la plana mayor del PJ. Todo indica que al gobierno tal vez le alcancen los recursos para evitar un desastre electoral pero no para reflotar el proyecto reeleccionista. Esta situación intermedia sería ideal para que aparezca una liga de gobernadores reclamando tener voz y voto en las decisiones del gobierno. Es difícil pensar que Cristina acepte en tal caso convertirse en una primus inter pares. La creciente concentración del poder en los ministerios en manos de funcionarios de segunda y tercera línea que provienen de La Cámpora parece indicar que la presidente se prepara para la fractura del peronismo más que para compartir el poder con éste.